Hablamos con Leby, artista y compositor catalán que ahonda en la reconciliación con nuestro yo interior a través de letras desgarradoras y su característico trap & roll

La composición se puede concebir como un instinto más, un fenómeno intuitivo que emerge súbitamente que va tomando forma hasta convertirse en una canción con estructura armónica y una historia ordenada. Resulta prácticamente imposible someter la inspiración a los designios de la voluntad, porque en su cualidad de libre habita su magia creativa, tan espontánea como imprevista. Desde Cool Coruña, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Leby, compositor catalán que profundiza en la volátil relación con nuestro yo interior a través de crudeza lírica y el eclecticismo estilístico del trap & roll.
P: ¿Quién es Leby? ¿Cómo te definirías como músico?
R: Un poco difícil, porque tengo muchas facetas dentro de la creación, pero si tuviéramos que englobar en una, al final es crear arte, así que me definiría como artista.
P: El pasado 25 de abril publicaste “Nunca me sirvió”, tu segundo single de 2025, con ese estilo tan característico de trap roll que define tu sonido. ¿Cómo uno de los pioneros nacionales de este subgénero, como fraguaste la mezcla entre la potencia sonora del rock y la irreverencia bailable del trap?
R: Pues fue bastante natural, porque yo funciono mucho por intuición, sobre todo para crear, y cuando estoy en el Daw, que utilizo el Logic, y estoy empezando a producir un tema o una instrumental, suelo dejarme llevar por la intuición. Entonces, estaba produciendo uno de los primeros temas que surgió, Largarnos, del anterior EP que sacamos, y al final del beat la canción me pedía una transición, en la que entrase una banda con una batería acústica, un bajo eléctrico… y fue ahí donde, por naturaleza misma, surgió hacer esa transición y, de alguna forma, también me ayudó a reconectar con mi esencia, con lo que me he criado, la cultura de mis papás, etc. Entonces, esta canción sirvió como un puente, pero se dio de una manera muy intuitiva.
P: Hablando de reconectar con las raíces, las dos canciones que has publicado este año formarán parte de un trabajo discográfico mayor titulado “VAMA” (Viaje A Mis Adentros), un recorrido de búsqueda para reconectar con ese niño que llevamos dentro. ¿Consideras que, como sociedad, nos hemos distanciado completamente de esa autenticidad que tenemos de manera innata cuando somos niños? ¿Se puede recuperar, y hasta qué punto la música puede ayudar a reencontrarse con ella?
R: Eso siempre está ahí, aunque esté sumergido en nuestros adentros y parece que sea inexistente, es una parte viva de nosotros y tenemos que rebuscar en nuestro interior. Como humanidad, tendemos a tener mucho miedo a rascar y rebuscar en partes que están dormidas o un poco enterradas, y ese miedo nos impide reconectar con esas partes. Por procesos personales, he estado viendo la vida desde un lugar demasiado serio, demasiado polarizado hacia la madurez, y me había olvidado de divertirme, de bailar, de ensuciarme, de hacer lo que hace un niño chico sin ningún tipo de expectativas. Entonces, en esa búsqueda del bienestar y de la felicidad en la que nos encontramos todos, utilizo la música como mi válvula de escape, cualquier artista o compositor te podrá decir que también sirve como terapia. A partir de ahí, a través de la música, hice este viaje hacia dentro, de buscar a ese niño interior, a ver si todavía me acordaba de cómo se jugaba. Hay una similitud que no sé si te ha pasado, pero hay un momento en que dejas de jugar con los muñecos, pero hay otro momento en que lo vuelves a intentar entre los 10-13 años, solo que ya no te acuerdas, tu imaginación no inventa ni crea esas situaciones o paisajes, ya no eres capaz de darle vida a esos muñecos, y yo estuve en ese punto con la música. Este EP me ha ayudado muchísimo a reconectar con esa parte más de niño, y considero que muchas personas podrán percibirlo y les podrá ayudar si dejan de lado ese miedo a conectar con esa parte escondida de uno mismo.
P: ¿Cómo fue el proceso de efervescencia creativa, de trasladar la idea de reconexión con uno mismo a la forma de un producto musical?
R: Me sucede mucho que, como mi forma de crear es muy intuitiva, las cosas no cobran un sentido hasta que se hacen, o un nombre incluso. Te voy a poner el ejemplo de un nombre de un tema, porque suele ser lo último que llega en una canción. No tengo un objetivo claro de hacer o seguir un concepto específico, sino que voy creando y todo va casando en sí. Este EP ha ocupado los últimos dos o tres años de creación, por lo que no me planteo cómo lo voy a hacer o cuál será la dirección que tomaré, lo único que sé es que quiero seguir haciendo música porque me apasiona, así que sigo haciendo canciones, y luego todas ellas se vinculan de una manera mágica, de una forma intuitiva.
P: Muchos artistas llegan a la conclusión de que, si la música les dejara de ofrecer o dar esa pasión, dejarían de hacerlo a pesar de que fuese su profesión. ¿Te pasa lo mismo?
R: Totalmente. Es algo innato el tema de ser creativo, de ser músico. En mi caso, fue algo que tengo desde pequeño, mientras que ese innatismo se despierta en otras personas más tarde. En todo caso, tiene que haber ese factor de pasión para que puedas sostener esta profesión, porque todo parece muy bonito, pero luego hay una serie de factores que serían insostenibles si no hubiese esa parte automática que te empuja y te mueve.
P: ¿Cómo se vive esa cara B de la música? ¿Cómo se logra sustraer de ella un punto de madurez en tu música e identidad?
R: De la misma forma que alguien que trabaja en una fábrica, que probablemente no sea su pasión y que lo necesitas, vas a tener que desarrollar nuevas aptitudes. Si la música lo comparas con cualquier otro trabajo, vas a tener que adquirir ciertos conocimientos y aptitudes para que sea sostenible y lo puedas llevar hacia delante. Al final, estamos hablando de la cara B, de las partes más negativas, y las partes más negativas no le gustan a nadie (risas), entonces te tienes que adaptar de alguna forma.