Su Garrido Pombo: «Las canciones hablan de un pasado, se cantan en un presente, y esperan ser reproducidas en un futuro»

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Hablamos con Su Garrido Pombo, el proyecto personal de Susana Garrido Pombo en el que la cantautora imprime su visión del complejo paradigma emocional del sendero vital

Foto: Fran Rodríguez Casal

Las canciones han servido de firmamento musical para los contempladores del sentimiento, para las personas enfrentadas con la comprensión misma de su identidad. Un escaparate completamente transparente que facilita la búsqueda de las palabras exactas, aquellas que se ausentan en la empresa de expresar lo que es imposible verbalizar. La música y la poesía comparten un vínculo desde tiempos inmemoriales, no solo como motores del entretenimiento, sino por su empeño en desvelar los matices más recónditos del corazón humano. Desde Cool Coruña, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Su Garrido Pombo, cantautora gallega que desnuda las intimidades de la vida con una poética humilde y emancipada de las inmediaciones de la industria musical.

P: Para empezar. ¿Quién es Su Garrido Pombo? ¿Cómo definirías el proyecto?

R: Su Garrido Pombo es una mujer que nació en una aldea de Galicia, y que, como muchísima gente, viví entre la aldea y la ciudad. Empecé a cantar cuando era muy pequeña, en un entorno en el que cantaba todo el mundo, y cantar fue mi vida desde muy joven. Cuando ya me fui a la ciudad, empecé a estudiar música, pero lo que más me influye en lo que es Su Garrido Pombo es que cantar es parte de mi vida. Eso es muy importante porque todo lo que hago está vinculado con lo que soy: mis vivencias, mis vecinos, mi entorno, reflexiones sobre el pasado y el presente… Mi proyecto musical es un proyecto vital, no diferencio entre personal y profesional, sino que está unido.

P: Tu último álbum “Patios de Luz”, un sendero conceptual que desnuda los secretos de la intimidad de la vida, y que alcanza un nivel de sensibilidad considerable. ¿Por qué crees que las canciones nos sirven de refugio y amparo con ese tacto que tienen? ¿Cómo se puede concentrar tantas vivencias en un formato como el álbum?

R: En cuanto a la primera, hace poco estaba leyendo a John Berguer, un artista y crítico de arte muy conocido, para mí fundamental. Tiene un artículo muy interesante sobre las canciones, en el que dice que “las canciones dan esperanza, porque se inclinan hacia delante”, es decir, hablan de un pasado, se cantan en un presente, y esperan ser reproducidas en un futuro. Las canciones nos dan esa esperanza de seguir adelante, y la música es eso. Un concierto es terapia (risas), no es solo para la gente que asiste, sino también para mí. Por esta razón la música es un refugio, y también porque tiene esa capacidad de unirnos.

Sobre la segunda pregunta, vengo de la concepción de álbum, aunque ahora no se haga eso. Para mí es importante, probablemente porque me crie en esa manera más amplia de concebir las cosas, por lo que no pienso en singles. Entonces, cuando empecé en «Patios de Luz», todas las canciones de este disco giraban alrededor de la idea de comunidad y de vecindad, en un momento dado en el que reflexionaba mucho sobre el tema. Voy a seguir reflexionando y cantando sobre esto, pero sí que es cierto que con la primera y la última canción se cerró esta idea simbólica de un patio de luz como anfiteatro, la comunidad, el barrio, la aldea atravesando la ciudad, que no somos tan urbanitas… El monte siempre está atravesando la ciudad de alguna manera, y esta cosa maravillosa de poder encontrar a la naturaleza abriéndose camino entre una calle asfaltada me da esperanza.

P: Adentrándonos en la estructura de la industria musical actual. ¿Qué lugar ocupa la figura del cantautor, que se presta a una composición más profunda o elaborada que requiere de una escucha detenida?

R: Sí, claro que hay cabida, lo que pasa es que la industria necesita cosas rápidas, necesita singles. En esa lógica es difícil, porque todas las cosas precisan un tiempo, es difícil profundizar. En verdad, no sé a qué anda la industria porque no formo parte de ella. Formo parte de un ecosistema más local y sostenible, la industria me queda lejos, aunque me dedique a esto. Quizá sea difícil de entender, pero a las personas como nosotros, los cantautores que nos dirigimos a un público más pequeño (porque la industria lo decide así), la industria no nos da nada.

P: ¿Y ese ecosistema del que formas parte es sostenible en el futuro?

R: Creo que siempre se sostuvo, pero no lo sé. Pienso que las canciones son totalmente necesarias, la música y la poesía nacieron juntas, y son esenciales en lo que somos, por lo que le auguro un buen porvenir, por el bien de la humanidad (risas).

P: Para terminar, háblanos sobre proyectos futuros.

R: Ahora mismo estoy con otro proyecto, que se llama “Traspielas” … Bueno, en realidad no estoy con otro proyecto (risas), estoy con las dos cosas a la vez. Cuando te dedicas a esto, no es que acabes una cosa y empieces otra, sino que tienes en desarrollo varios proyectos a la vez. Traspielas es el nombre de mi aldea, y para esto recogí diez piezas de las mujeres cantareiras de allí, las reelaboramos con chelos, saxo, electrónica… a modo de celebración de la memoria colectiva de la aldea, que tenemos como pueblo. Empezamos el año pasado con la beca Residencias Mariñán, estuvimos trabajando sobre la idea, y ya tenemos los temas casi hechos.

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