
Lucía Gómez, de Daffodils Books
Al terminar Intermezzo, la nueva novela de la escritora irlandesa Sally Rooney, publicada el 26 de septiembre de 2024, me quedó esa sensación agradable después de haber leído algo que te ha gustado. Por lo que mi sorpresa fue cuando, al leer las críticas, encontré dos tendencias: aquellas opiniones negativas que eran devastadoras y aquellas que encumbraban la obra como la mejor publicación de la
escritora hasta el momento. Personalmente, tengo que admitir que siento cierta debilidad por Rooney, su forma de describir las relaciones humanas y la profundidad con la que caracteriza a sus personajes me conquistaron desde que leí Normal
People (2018). Además de esta obra, que la consagró como escritora dentro del panorama literario internacional, ha publicado otras novelas como Conversations with friends (2017) y Beautiful World, Where Are You (2021), que os recomiendo que les deis una oportunidad. Entonces, no comprendía la disparidad de las valoraciones, por ello estos días he estado dándole vueltas al asunto.
Comencemos por el principio, pues, Intermezzo es una novela que se configura en torno a dos narradores, los hermanos Koubek, con personalidades opuestas y con dos formas completamente diferentes de ver el mundo y enfrentarse a él. El primer narrador es Peter, el hermano mayor, trabaja de abogado en Dublín e imparte clases en la universidad; y el segundo es Ivan, el hermano pequeño, que ha terminado hace poco la universidad y trata de sobrevivir con trabajos temporales precarios y, además, es un gran jugador de ajedrez, aunque desde hace unos meses ya no lo practica. Ambos tratan de superar la muerte de su padre, el conflicto principal de la historia y a través del cual la autora refleja dos formas distintas de enfrentarse al duelo.
La obra trabaja temas como la pérdida de un ser querido, la complejidad de las familiares, la salud mental, la precariedad laboral, el problema de la vivienda, el ajedrez, la abogacía e, incluso, el amor y la protección hacia los animales. Con todo ello, la autora logra retratar una sociedad, la nuestra, para
hacernos reflexionar acerca de los conflictos que nos envuelven diariamente y cómo estos influyen en las dinámicas humanas. Consigue, además, ahondar en las preocupaciones actuales de los jóvenes y en sentimientos tan naturales como el amor y el odio, no solo hacia los demás, sino hacia uno mismo.
Es cierto que se observa, por un lado, un cambio de rumbo en su escritura, una madurez mayor, que se traduce en una naturalidad para definir sus personajes; y, por otro lado, un intento de enfrentarse a nuevos problemas, como, por ejemplo, la necesidad de documentarse para escribir sobre el mundo del ajedrez y la abogacía. Intermezzo constituye una tendencia distinta en la producción de la autora, aunque
sin perder su esencia, cuyo resultado es una obra más completa y fruto de la experiencia. Ahora bien, creo que lo que ha sucedido es que, a pesar de la calidad literaria y de lo buena que es Intermezzo, muchas de nosotras y muchos de nosotros todavía no hemos superado Normal people (casi podría decirse que se haya convertido en nuestro Roman Empire).