Brais Lorenzo: «Me gusta decir que la fotografía es una herramienta de lucha»

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Hablamos con Brais Lorenzo, fotógrafo gallego que personifica los códigos deontológicos inherentes a la fotografía como vehículo artístico e informativo

Foto: Brais Lorenzo

¿Qué es la realidad? ¿Cuáles son los criterios deontológicos que acotan los límites de la misma? ¿Podemos concebir el carácter neutral de la realidad a partir de una percepción sujeta a una inferencia a posteriori? Por norma general, se ha otorgado a la fotografía la condición del medio de la verdad, de la herramienta de traducción veraz y fidedigna del ecosistema elemental que compone la realidad. Sin embargo, en la naturaleza sistémica de la fotografía reside un componente subjetivo preponderante que eclipsa la virtud de la objetividad, una extensión de la personalidad del autor que se traduce en una captación deliberada y personal de un instante trascendental. Desde Cool Coruña, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Brais Lorenzo, fotoperiodista orensano que aboga por la honestidad profesional y la calidad práctica como valores diferenciales para sobrevivir en la era de la democratización informativa y tecnológica.

P: ¿Quién es Brais Lorenzo?

B: Hay un compañero por ahí que acuñó una frase que me gusta mucho para definir nuestro oficio. Él se autodenominaba obrero del megapíxel, y supongo que a mí me engloba y me define. Soy un currante básicamente, un currante de la fotografía, una persona que está todos los días al pie del cañón de la actualidad, y que intenta compaginar lo que son las breaking news con proyectos personales más a largo plazo, orientados a temáticas como los derechos humanos, medio ambiente… Todo lo que tiene que ver con fotografía y fotoperiodismo me interesa, y tengo la suerte de llevar bastantes años ya dedicándome a esto, desde 2010 en adelante. A veces hay que abordar encargos que no te satisfacen tanto a nivel personal y profesional, pero que te ayudan a pagar las facturas, a seguir mejorando, y a seguir siendo fotógrafo hasta el fin de mis días. La fotografía es lo que me gusta, lo que creo que mejor sé hacer. Al final, la clave de que las cosas vayan bien es trabajar. Me gusta mucho hablar de que sí hay un mínimo de talento, este no sirve de nada si no trabajas. Además, este es un oficio con mucha competencia conformada de gente muy buena y gente que no (risas), también con el fenómeno de democratización de la información, eso nos ha penalizado bastante. Por ello, hay que luchar con nuestras armas, que son la profesionalidad, la calidad y el curro.

P: Habitar O Baleiro es un proyecto fotográfico que reflexiona sobre una de las cuestionas más radicales de la geografía nacional y, en concreto, de la gallega: el éxodo rural y el vacío. ¿La fotografía es la plataforma artística más adecuada para reflejar de manera fiel la realidad de una situación?

B: Me gusta decir que la fotografía es una herramienta de lucha, de reivindicación, pero siempre vista desde una perspectiva subjetiva. Me hace gracia cuando compañeros del ámbito del fotoperiodismo dicen que la fotografía muestra la verdad, las cosas tal y como son. Sí que es cierto que las imágenes captan una porción de la realidad, pero siempre bajo un prisma de subjetividad, porque el fotógrafo es quién escoge el encuadre, el color, el uso de la luz y otras cuestiones que escinden la realidad al servicio de un mensaje que el propio fotógrafo quiere trasladar, en base también a su cultura e ideología. En cuanto a proyectos como Habitar O Baleiro, está claro que la fotografía es una herramienta de memoria para preservar ese modo de vida rural que está desapareciendo, y que es muy interesante registrarlo por si es visto en años venideros. La fotografía también puede constituir un documento histórico útil para analizar desde un punto de vista académico, pero no creo que llegue al final de las cuestiones. En la fotografía documental es muy importante el texto, los pies de foto que acompañan y contextualizan las imágenes.

En este proyecto también tenemos una parte de grabación de testimonios en audio, estamos elaborando una audioteca. Considero que es un lenguaje muy interesante porque, si atendemos a lo que es el ser humano y nuestra relación con el entorno, y en ejemplos concretos como el fallecimiento de alguien, el sonido o timbre de voz es lo primero que olvidamos de esa persona. Por otro lado, también hay una parte de vídeo que complementa lo demás.

Habitar O Baleiro es un proyecto multiplataforma, que cree que su lenguaje se enriquece con los demás como complementarios. Realizamos este proyecto de esta manera para mostrar la realidad de la forma más veraz posible, porque si lo hiciéramos únicamente con fotografía nos quedaríamos en la superficie de lo que yo, como autor, querría mostrar, pero está el trabajo de texto y de vídeo de mis compañeros, que nos dan una visión más real del momento actual en el rural gallego.

P: ¿Las elecciones compositivas como el encuadre o los elementos que forman parte de la escena distorsionan de por sí el trabajo de documentar la realidad del fotoperiodista?

B: A ver, a mí, por ejemplo, sobre cuestiones técnicas, me gusta mucho trabajar con 35mm y cada vez más con 50mm como distancia focal, que siempre se ha dicho que es la óptica más próxima a la visión del ojo humano. Entonces, en ese sentido, me gusta dotar a mis imágenes de la mayor realidad posible, desde un punto de vista técnico. Huyo de las imágenes de gran angular que distorsionan mucho las líneas y los rostros, lo máximo de angular que llevo en la mochila es el 35mm.

Por otro lado, en el momento actual de la historia, hay que dudar de todo. Estamos en la época de la inteligencia artificial, de un incremento de manipulación de información… Precisamente, atendiendo a esta revolución de la IA, lo que pienso que se va a premiar y que va a hacer que se crea en determinados proyectos fotográficos será la trayectoria de las personas detrás de esos trabajos, sin errores graves a lo largo de su carrera que refrenden al fotógrafo como transmisor de información veraz, entre comillas. Aún así, he visto muchas cosas a lo largo de mi trayectoria, manipulaciones que pueden ser de muchos tipos. Desde manipulaciones en postproducción hasta colocar o quitar elementos en el momento de fotografiar la escena, o indicar a alguien que se coloque en una posición determinada. Me ha pasado cosas como estar en un incendio forestal y ver a un compañero llegando tarde, a última hora y con necesidad de mandar material. Entonces, vio de repente a un bombero que pasaba por ahí le pidió que se pusiera a hacer como que estaba apagando el fuego, y le sacó la fotografía. Eso es una manipulación de la verdad, una recreación que, si no le hubiera pedido al bombero que se pusiera a hacer eso, no habría sucedido. Lo que ocurre es que, al día siguiente, el lector ve la imagen y no duda de su veracidad. Sin irnos a casos tan flagrantes, imagínate que, en una narrativa de un proyecto como Habitar O Baleiro o un reportaje fotográfico, quieres transmitir una sensación de pesar, y estás acompañando durante varias horas a una persona, que resulta ser bastante alegre, pero eso no te coincide con lo que quieres expresar. Entonces, cuando el individuo se pone cabizbajo o empieza a recordar a un hijo fallecido, capturas ese momento con la cámara. Esa es la fotografía que escoges, pero puede que la persona solo se haya puesto triste una vez durante las horas que hayas estado con ella. No es representativo de la realidad, es una extracción que haces de la realidad, lo integras en la narrativa de la secuencia fotográfica, y lo muestras como lo que sucede. En resumen, pienso que lo que hay que analizar son los relatos. Al final, todo el mundo tiene un relato que quiere contar, y es lo que hay que entender de la fotografía. Nos enfrentamos constantemente a diferentes discursos y relatos, y es importante ponerlos en cuarentena y analizarlos.

P: A lo largo de la corta historia de la fotografía, se ha empleado en numerosas ocasiones como medio propagandístico para causas diversas. En los tiempos donde la desinformación abunda e incluso prevalece sobre las masas. ¿Hasta qué punto es importante la labor del fotógrafo para documentar la realidad distorsionada por la vorágine mediática?

B: Es fundamental, como fotógrafo, trabajar con honestidad, no caer en las cuestiones de manipular y montar, y hacer tu trabajo bajo unos códigos deontológicos, porque es un trabajo que puede formar una idea en la sociedad sobre un tema en particular. No voy a decir que con la fotografía se cambia la historia, aunque haya sucedido, pero sí que es cierto que es una herramienta para dar un contenido a la sociedad, y con el que la sociedad tomará parte en determinados temas. Por ello, hay que ejercer este oficio con profesionalidad, con honestidad, y sin caer en estas malas prácticas.

Como decía antes, la trayectoria acredita a un fotógrafo como fuente fiable de información. Por ejemplo, tengo compañeros y compañeras que cuando veo su firma, me fío por completo de su veracidad, porque ocurre que algunas imágenes pueden generar dudas o discrepancia. Por tanto, si conozco la fuente, y para mí está contrastada en base a una trayectoria, confío en la imagen.

También pasa con los medios de comunicación. Hay determinadas agencias a las que se les puede colar alguna imagen, o algún fotógrafo que les manda una fotografía manipulada. Si la agencia descubre al fotógrafo y lo despide, entonces demuestra su credibilidad al lector, porque sabes que cuando detecta una mala praxis, la depura, y eso es una señal que otorga credibilidad a profesionales, agencias de comunicación, etc.

P: Has cubierto conflictos críticos como la crisis energética del Líbano o la pandemia del COVID. ¿Cómo se vive la crudeza tras la mira fotográfica?

B: La cámara actúa como filtro en las situaciones más dramáticas o dolorosas. Tú estás detrás, y parece que sacas la fotografía entre la acción y tú, y parece que te impacta o te impregna más. No obstante, aunque la cámara haga de filtro, tenemos que estar adaptados a esta clase de situaciones, porque va en nuestro oficio, al igual que ocurre con muchos profesionales que viven y ven cosas asombrosas, y se enfrentan a retos profesionales a diario. Va dentro de nuestros códigos, de nuestra manera de trabajar, y dentro del ámbito fotográfico, hay quien vale más para algunas cosas, y para otras no tanto, depende de tus características como profesional.

Siempre digo que también es necesario impregnarse de lo que está sucediendo para transmitírselo al espectador. Si no estás simpatizando con lo que tienes delante, si no te impregnas de ese dolor propio de una catástrofe o emergencia, es muy difícil que lo logres transmitir. Es fundamental sentir para transmitir, para poder mostrar esa parte de realidad y que le llegue una parte de esa emoción que sientes al espectador. Si eres completamente frío y no sientes, tus imágenes tampoco conseguirán expresar nada.

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