Hablamos con Sara Merso, cantante gallega de jazz que reivindica una miscelánea elevada de géneros musicales sin desprenderse de la autenticidad de su mensaje

La tentación del virtuosismo en la composición musical puede conllevar, dentro de una paradoja conceptual, a la desvirtuación de la esencia que hace de la música una voz auténtica, a la dispersión de los sentimientos hacia un estadio de vacuidad que los despoja de toda profundidad. Desde Cool Coruña, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Sara Merso, una cantante originaria de Cariño que se embarca en su primer proyecto como compositora, una combinación de diferentes estilos que enaltecen la verdad de la música, respetando su espíritu genuino con la cualidad más personal, la naturalidad.
P: Para empezar. ¿Quién es Sara Merso?
R: Sara Merso es una persona apasionada por cantar y por la música, desde que recuerdo, que ha tenido la necesidad y la fortuna de participar y crecer en diferentes proyectos. Ahora ha llegado el momento, en un camino muy bonito, de presentar y crear mi propia música.
P: Después de 16 años de trayectoria como solista y corista, te aventuras hacia esta nueva etapa como compositora, para dar forma a tu propia voz. ¿Qué fue lo que motivó esa decisión?
R: No lo vivo tanto como una decisión, sino como una consecuencia. Las canciones se fueron haciendo solas, a lo largo de muchos años. Un día salió un estribillo, otro día otro, algunas partes tienen años, otras quedaron descartadas… Todas estas ideas fueron almacenándose hasta que empezaron a desbordarme, y me surgió la necesidad de “parirlas”, de darle forma, rematar y pulir.
P: ¿Qué expectativas albergas con este nuevo proyecto? ¿Hacia dónde quieres llegar?
R: Me gustaría que este proyecto tuviese un recorrido que nos permitiese a mi banda y a mí tocar en bastantes escenarios, que resuene esta música, que guste, que funcione entre la gente.
P: Tu estilo musical es una miscelánea de varias influencias, como el blues, jazz, o incluso ligeras pinceladas de rock. ¿Cómo describirías tu sonido, en qué se materializa esta confluencia de géneros?
R: Mi estilo, como tú bien has dicho, es una mezcla de influencias. Quiero destacar el papel del arreglista, Pablo Añón, que es quién redondea las canciones y las lleva hasta dónde tienen que estar, siempre respetando su esencia. El sonido yo diría que es muy cuidado, rico y orgánico. Por una parte, se caracteriza por su sofisticación, y por otra, como escribían en una crónica del concierto en la sala Jazz Filloa, son canciones con varias capas y matices. Además, también son accesibles y encierran bastante naturalidad. Para mí es fundamental que haya una naturalidad que no tape la verdad que trasciende en la música, que no quede solapada o escondida por querer hacer una música tan buena y elaborada que la esencia quede diluida.
P: Es decir, pretendes no perderte en el virtuosismo.
R: En general, he intentado mantenerme en una posición de honestidad, y que haya corazón, que el lugar desde el que nacen las canciones no se pierda por la tentación de sofisticar demasiado. Que sea lo que tenga que ser, conservando lo que es en origen, lo que se cuenta y lo que se quiere contar.
P: ¿Y cómo se logra preservar la esencia en aras de esa honestidad que mencionas?
R: Pues estando muy pegada y no perder de vista el sentimiento, la historia y la realidad de la que nace una canción, y que todo lo que se haga con ella contribuya a transmitir lo que las canciones son y tienen que ser. No se debe utilizar como excusa para demostrar o para gustar, sino que debe conservarse su personalidad, y potenciarla hasta conseguir que comunique de la manera más eficiente lo que pretende comunicar. Es importante no sucumbir a utilizar la canción como medio de exhibición y virtuosismo, porque a veces menos, es más.
P: ¿Cómo afrontas la supervivencia dentro de esta industria musical sobre saturada como artista independiente, y más cultivando un género no tan comercial como el jazz?
R: En cuánto a la viabilidad económica, ya te lo diré, aún no lo sé (risas). Es la primera vez que emprendo un proyecto propio, y antes todo lo que había hecho no estaba en mis manos, o ya había tomado un cauce determinado. Lo que sí que haré es escuchar a todas las personas que me puedan aconsejar bien a cómo gestionarlo de la mejor manera posible. Dentro del ámbito de satisfacción personal, tampoco lo sé aún (risas) porque estamos empezando, pero por lo que he vivido hasta ahora, el techo posible dentro de un género que no es mayoritario pasa por tener claro que no eres McDonalds, que eres otra cosa. No haces música comercial, no haces música que tenga muchas papeletas para sonar en ciertas y esferas, ni para llegar a un alcance o un volumen de oyentes determinado. Lo asumes, y está todo bien, haciendo lo que uno quiere hacer. A partir de ahí, me sentiré y me siento muy satisfecha conmigo misma por no traicionarme. Para mí es necesario respetarme, respetar la música y respetar mi visión artística, haciéndolo con mimo, con corazón y con mucho trabajo.