Hablamos con Mateo Falgas, un cantautor nacido en Londres y afincado en Madrid que alcanza con su música la epítome del intimismo emocional y explora los rincones de la pasión

La música es exploración, reinvención y renovación. Representa un infinito canal de notas que fluctúan en un caos melódico, y paulatinamente se van ordenando en forma de canciones, la forma anatómica de esa vorágine visceral de colores con la que pretendemos transmitir lo que sentimos, lo que nos preocupa, lo que se nos queda corto con meras palabras cotidianas. De la semilla que siembre la canción florece una empatía inherente entre el compositor y el oyente, un vínculo que convierte a la música en el lenguaje universal por antonomasia. Desde Cool Coruña, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Mateo Falgas, un cantautor de raíces británicas que sustrae la verdadera esencia de la música, con sus letras introspectivas y emocionales, y con una presentación en directo que refuerza el propósito fundamental de su estilo, conmover y fluir.
P: Para empezar. ¿Quién es Mateo Falgas?
R: Mateo Falgas es un artista y músico que cada día intenta redescubrirse con nuevas melodías, con nuevas letras, y que persigue una experiencia intensa que no deje indiferente a las personas que la experimenten. Eso es lo que te diría que es Mateo Falgas.
P: Tú último EP, “Niño”, toma un cariz nostálgico en el que predomina una cierta introspección y melancolía romántica. ¿Cómo fue el recorrido, el proceso compositivo hasta el resultado final? Llama poderosamente la atención algún detalle como que la canción “Viejo árbol” la grabases en una sola toma.
R: “Viejo árbol” es una canción muy especial. Aparece de primera en el EP, pero la realidad es que fue la última que grabamos, y para mí es una reivindicación del miedo que tenemos los artistas a sacar música y que sea imperfecta. Esto fue una manera de boicot hacia mí mismo, de decir “Mateo, aprende a sacar imperfecto”. Me acuerdo de estar con mi mánager, Carlos Vinuesa, en el estudio y decirme que grabase la toma y que esa sería la definitiva, sin escucharla después. Entonces fue sentarme y tocarla, sabiendo que lo que saliese iba a salir, y así fue. Hay errores en la guitarra, algún acorde que se me va al final, pero eso lo escucho yo. No sé si la gente los escucha también, pero sí es así genial, porque de eso se trata, de aprender a ser imperfecto. Así empieza el EP, y luego le sigue “Niño”, una canción que nació en el Escorial, cuando vivía en la montaña, y es una canción nostálgica que aborda la ilusión y el niño interior. Todas las canciones del EP las escribí en la naturaleza, en el Escorial.
P: Continuando con el hilo de la reivindicación de lo imperfecto que representa “Viejo árbol”, y con tu capacidad expresiva en los directos. ¿Consideras que las grabaciones en estudio pierden esos matices con respecto a los conciertos?
R: Yo creo que, y me pasa también como audiencia, me gusta mucho más el artista en vivo que grabado. Es muy difícil defender un directo con tanta instrumentación, cuando tienes una banda y toda la emoción que concentra y de repente te encuentras tocando solo en un vivo. Por eso he intentado diseñar un directo donde lanzo pistas y creo paredes de sonido para llenar la sala. Además, me gusta hacer partícipe al público, que canten mucho para que la sala se llene de sonido, porque así es como escucho yo mis canciones, plenas de voces e instrumentos.
P: Estudiaste en Brighton durante tres años, un pueblo donde salieron referentes del fenómeno cantautor británico contemporáneo como Tom Odell o James Bay, alejándote de la rama clásica. ¿Cuál sería el aprendizaje más importante que sustrajiste durante tu etapa en este pueblo sureño?
R: Tuve muy buenos profesores en BIMM, una escuela donde se habían formado Tom Odell, la banda de The Cooks, también paseaba por allí James Bay. Brighton, en sí, es una experiencia que recomiendo muchísimo, vayas a estudiar música o no, porque te vas a empapar de ella por todos los lados. Me acuerdo de estar inmerso en la escena del Singer- songwriter, y fueron las estructuras del folk inglés lo que me metí en la mochila. Las estructuras de contar historias, los tipos de conciertos en los que con una guitarra se sostiene la tensión porque cuentan historias y explican las letras, y luego las letras acaban encajando. Esa atmósfera de recogimiento que generan los songwriters me fascinó, y me lo he llevado conmigo a mis directos y mi proyecto. También formé parte de una batucada; fui teclista en una banda de neo-soul, estuve como bajista en un grupo de reggae-ska. Brighton es un lugar con muchísima música, y es que estaríamos aquí hablando horas si me pongo a contar todos los momentos en los que alguien me transmitió conocimiento.
P: ¿Cómo es el camino solitario del artista independiente en una industria musical cada vez más competitiva, más sobresaturada de productos y difícil de acceder?
R: Yo tengo la suerte de tener a una referencia de la industria trabajando conmigo, y que es como mi puente. Se llama Carlos Vinuesa, es mi mánager, y la verdad que soy muy afortunado por contar con alguien que crea en mi proyecto y que rema hacia la industria, pero protegiendo el arte que traemos. Para los artistas independientes, lo más difícil es dar un golpe en la mesa con su propia propuesta y que el golpe se escuche. Una vez eso ocurre, la industria empieza a confiar en ti y te impulsa, pero primero tenemos que hacernos valer y tener una propuesta creíble y que cree un impacto para poder tener libertad artística, que es lo más complicado cuando remas en esta industria. Cuando empiezan a invertir en ti, comienzan a exigir estándares creativos que encajan con la moda, y eso es antimúsica, porque la música debe ser libre y debe permitirte reinventarte, sin fijarte en las necesidades del mercado. Por suerte, actualmente hay mucha gente que piensa así, que busca ser pionera y que prioriza el arte antes que el producto.
P: Para terminar la entrevista, háblanos sobre proyectos futuros. Expectativas para el año que viene.
R: Pues me encantaría, después del concierto en A Coruña, coger un barco e irme a las Américas, un sueño que mucha gente ha perseguido. Tenemos proyección hacia México, hacia Latinoamérica e incluso en Norteamérica la música en castellano se está expandiendo bastante. También está en camino un nuevo álbum en el que estoy trabajando, y pondré a prueba algunas de sus canciones en esta gira. En definitiva, nuestros dos focos de atención se centran en el nuevo álbum y salir a tocar a Latinoamérica y darse a conocer, porque confiamos en que nuestra música va a gustar por allí.