Hablamos con Alcalá Norte, uno de los grupos emergentes más prometedores y con más potencial para convertirse en referentes sempiternos del indie nacional
Los comienzos representan el prefacio de la ilusión, el punto de partida de un propósito indeterminado, impaciente por germinar ante la expectación contemplativa de un entorno que no está obligado a acompañarlo de la mejor manera posible. No existe un manual de instrucciones que explique las pautas para definir un comienzo adecuado, pero la resistencia de la autenticidad ante las inmediaciones de la corriente de las tendencias es un primer paso adecuado. Desde Cool Coruña, gracias a su participación en el festival Noites do Porto, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Alcalá Norte, una banda originaria de Ciudad Lineal que emerge como aspirante natural a portar la voz cantante de la generación indie nacional de nuestro tiempo.
P: Para empezar. ¿Qué es Alcalá Norte?
(Barbosa): Buena pregunta. Para empezar, Alcalá Norte es un grupo de música que montamos nosotros tres (Jaime Barbosa, Álvaro Rivas y Juan Pablo Juliá), los que estamos aquí, hace ya cinco años. Se nos ocurrió montar una banda así de casualidad, y se nos ha ido un poco de las manos (risas), pero bien, estamos muy contentos la verdad. Básicamente, Alcalá Norte éramos los colegas, luego se ha ido sumando más gente, gente que ya no está, gente ha ido viniendo hasta los que somos ahora. Intentamos hacer la música que nos mola y la enseñamos al mundo.
(Álvaro Rivas): Alcalá Norte también es una agencia de viajes, un centro comercial, un parking y un hotel, aunque este ya no se llama más Alcalá Norte, ya no existe.
P: Desde la publicación del EP “Maquetas tempranas” hasta vuestro álbum homónimo “Alcalá Norte” se aprecia una transición estilística entre un “postpunk” a beber de la influencia de la Movida y de los 90s de Manchester. ¿Cómo se puede explicar esta evolución?
(Álvaro Rivas): Muy poco después de hacer esas primeras maquetas más postpunk, empezamos a hacer canciones que sonaban más pop. El simple hecho de explorar esas sonoridades más “comerciales” provocó un cisma en la banda. Estaba la brigada del postpunk, y luego estábamos los que si nos gustaban tirábamos para delante, que no teníamos problema en no sonar fríos y oscuros. A raíz de esa discrepancia estilística con los primeros bocetos pop se rompió la banda. En nuestro intento de recomponerla, por un lado, pudimos apostar más por esos sonidos pop y, por otro lado, grabar un disco en condiciones nos hizo forzar un poco la maquinaria y sonar más pulcros que en otras etapas del grupo. Sin embargo, la realidad es que, incluso esas maquetas recogidas en “Maquetas Tempranas”, en nuestros directos siempre sonaron más parecidas a cómo sonamos ahora de cómo estaban grabadas.
(Barbosa): Ese sonido de las maquetas salió así porque las grabamos en casa de nuestro antiguo teclista. Él decidió que fuese así, nosotros no teníamos ni idea de grabar. Entre falta de medios, conocimiento y demás salió esa movida, pero lo cierto es que en directo esas canciones no sonaban tan “oscuras”.
P: Resistís a las inmediaciones de la industria y no abandonáis la esencia que os hace únicos. Canciones que necesitan escucharse con atención y con un mensaje subyacente ¿Qué lugar ocupa vuestra resistencia en una sociedad consumista, espontánea, y cada vez más sumida en la virtualidad?
(Barbosa): Yo creo que hemos ido haciendo lo que nos ha parecido, lo que nos mola, lo que va saliendo, y si se parece poco a lo que hay actualmente, en cierto modo es a propósito, pero tampoco hay una motivación de cargarse lo que hay. No pienso que lo que hagamos sea tan novedoso. Nuestro estilo es una mezcla de mil movidas que hace que pueda parecer diferente y original, pero realmente es una copia de mil cosas que han ocurrido a lo largo de la historia. Qué pasa, que, si copias a uno solo, se nota mucho que es una copia, pero si copias a cincuenta se torna en algo original y nuevo. Creo que eso es lo que nos pasa.
(Álvaro Rivas): En nuestro ambiente concreto, el grupo Futuro Terror lleva haciendo lo mismo que nosotros desde hace diez años. El mismo tipo de música y letras con influencia de acontecimientos históricos. Pero, por lo que sea, nosotros con esos elementos hemos sido capaces de penetrar unas capas más de la sociedad que nuestros predecesores.
(Juan Pablo Juliá): Por el elemento pop, yo creo. Además, ellos hacen lo suyo desde un punto distinto al nuestro. Son más políticos, tienen otra manera de hacer las cosas, en sus letras abrazan completamente la vertiente histórica. Nosotros mezclamos más en ese sentido, el elemento pop quizá lo tenemos más arraigado.
(Álvaro Rivas): Hablando de resistencia, Barbosa me insiste mucho en que siga haciendo este tipo de letras así frikis.
(Barbosa): Claro, yo le digo que ahora no sería raro que le diese por escribir de ti o de movidas más personales, y yo le digo que no puede caer en eso. Claro que se puede hacer alguna canción más personal, pero creo que es importante seguir con nuestra línea filosófica, histórica, las frikadas raras que se nos ocurren, y no tirar tanto por hablar de uno mismo o lo que le rodea. Mucha gente ya hace eso, y me parece más interesante tirar por otros derroteros temáticos y musicales que quizá no están tan explorados, y que pueden llegar a llamar la atención. Los contrastes son una cosa buena.
(Juan Pablo Juliá): Algo que también es interesante es que tenemos las dos cosas y podemos usar las dos. La combinación del pop con la onda más histórica-filosófica o chorradística es lo que nos hace distintos.
(Álvaro Rivas): Igual es más sobrevenido que algo que hayamos buscado, pero sí que nos damos cuenta de que lo que hacemos se diferencia del resto de cosas que nos rodea. Si nos ponemos a buscar quiénes están haciendo cosas similares a nosotros, seguro que los encontramos, pero en los festivales más grandes donde hemos tocado miras alrededor y no ves a nadie así. Es una bendición que nos toque a nosotros llevar el punto medio entre payasos y culturetas. Dabuti.
P: “La vida cañón” tiene potencial para perdurar como un himno indie de nuestro tiempo. ¿Cómo se vive ser una de las voces incipientes del underground musical nacional?
(Álvaro Rivas): A mí me hace mazo ilusión que “La Vida Cañón” haya cuajado, me parece la polla. Además, me da tranquilidad de cara al futuro, de decir “bueno mira, ya lo hemos hecho una vez, no puede ser tan complicado”. Mira que he pasado etapas en las que le he cogido tirria, pero Barbosa me calma y me insiste en que la respete.
(Barbosa): De todas las canciones que hemos hecho, no hay ninguna que no haya pasado el momento en el que él diga que la canción es una mierda. Luego se le pasa y pasa a otra, es algo cíclico. Ahora estamos en la época en la que “La Vida Cañón” le parece bien, e igual en un mes dice que está hasta la polla de ella (risas).
(Álvaro Rivas): Igualmente, me hace mucha ilusión. Para nosotros sigue siendo novedad que se coreen nuestras canciones en los conciertos. Esto es algo que nos está empezando a pasar ahora y que no nos pasaba antes. Aparte, cómo hemos estado todo el verano tocando en festivales, donde hay más curiosos que otra cosa, tampoco hemos vivido ese efecto de la gente coreándonos. Ahora que llegamos a las salas empieza a pasar, todo el mundo se sabe “La Vida Cañón” y es muy bonito, es impactante. Además, me hace ilusión haber conseguido que las frases de aquel hombre en 1975 a la prensa estén en boca de la gente ahora. Me parece un bonito homenaje a ese ciudadano casi anónimo, el señor Juan. Vamos, hacer un hit es la polla, te sientes muy bien.
P: Para terminar. Ahora estáis en el punto de crecimiento, de daros a conocer al mundo, de entrar al ciclo del mundo musical, como si del ciclo del agua se tratase ¿Cuál es el siguiente paso del grupo?
(Álvaro Rivas): Esta gira por las salas, que dura hasta enero, tiene que servirnos para ganarnos el pan con los festivales del verano que viene. Cuando termine el año que viene, tenemos que sentir que hemos recogido los frutos de nuestro álbum de lanzamiento (“Alcalá Norte”) y, por supuesto, mientras pulimos directo y nuestro show crece, tendremos tiempo para componer nuevas canciones que seguro que no saldrán el verano que viene, pero que llegaremos con un plan detallado de lanzamiento y movidas así. Estamos “ultramotivados” con la idea de grabar un segundo disco, y seguramente los tiempos nos apremien para hacerlo durante el 2025. Tenemos claro que ese es el momento en el que nos tenemos que lanzar a esa aventura, y a tratar de que el verano de 2026 sea como este verano, pero multiplicado por dos, habiendo ya marcado el nivel del agua el verano que viene, por así decirlo.