El festival afronta su 4ª edición con un cartel repleto de músico de primer nivel, y con la incorporación de las salas de concierto a la programación
Noites do Porto es un evento mayúsculo para la escena musical coruñesa. En una sociedad proclive al consumismo y a la construcción de una identidad virtual para las redes sociales, esta iniciativa se separa del concepto de festival como convención social, y se postula como una propuesta dedicada a los verdaderos amantes de la música. El cartel completo concentra una gran variedad de géneros, desde el trap urbano de Delaossa hasta el flamenco de Rocío Luna, que comporta la auténtica naturaleza de la música, la diversidad.
Debemos remontarnos hasta los tiempos de la pandemia para ubicar el punto de partida de Noites do Porto, en una conversación telefónica que acabaría resultando en uno de los festivales más consolidados y de mayor envergadura de Galicia. «Durante la pandemia, llegamos a la conclusión de que sería bonito hacer algo especial en la ciudad que no se hubiese hecho antes. Llegó la oportunidad de que el Puerto se iba a abrir a la ciudadanía, y a partir se hicieron los primeros contactos para hacer realidad Noites do Porto. La respuesta de la Actividad Portuaria fue excelente, nos abrieron las puertas desde el primer momento. La posibilidad única de utilizar un espacio como el Puerto para celebrar el festival y ser los pioneros de esta iniciativa despejó cualquier tipo de duda», declara Héctor Lendoiro, fundador de Noites do Porto.
La decisión de aproximarse al funcionamiento de un ciclo de conciertos nace del propósito de convertir el Noites do Porto en un festival de la ciudad, permanente y comprometido con los agentes que integran la industria musical coruñesa. La incorporación de locales tan emblemáticos como la Mardi Gras, el Garufa o todos los bares musicales que hay ratifica la implicación del festival por no abandonar los espacios que dan vida al tejido musical de A Coruña. «Desde un primer momento, el foco principal eran los conciertos en el Puerto, pero pronto nos dimos cuenta de que de lo que se trataba era que el festival fuese de la ciudad y para conseguirlo, lógicamente teníamos que trabajar con la industria musical coruñesa. Esto nos permitía ampliar el formato del festival y, al mismo tiempo, hacerlo mucho más local», concluye Héctor.