Hablamos con Queen Rendi, cantante urbana que fusiona el rap y el trap para reivindicarse con la sátira ante las imposiciones y las conveniencias establecidas en la sociedad
Uno de los métodos más efectivos para afrontar las convenciones y dicotomías sociales es tirar de ironía, en paralelo a un ejercicio de relativización sobre las verdades absolutas consolidadas en el eco popular. Además de su carácter reduccionista, la sátira promueve la convergencia entre la incomprensión de determinadas situaciones cotidianas y su fundamento radical, un punto de encuentro que hace más plausible la convivencia saludable con el entorno. Desde Cool Coruña, hemos podido entrevistar a Queen Rendi, cantante urbana que recurre a la sátira más indómita en sus letras para evidenciar la farándula formal y los convencionalismos hipócritas que cimentan la interacción entre las personas.
P: Nuestra primera pregunta, ya clásica, da la oportunidad a los entrevistados de que se definan a sí mismos. ¿Quién es Queen Rendi?
R: Como digo siempre, Queen Rendi es la antinorma, el antijuicio. En todo este proceso desde que estoy en el mundo de la música, aunque ahora hago la música para disfrutar y eso puede que parezca un poco desenfadado, siempre ha habido algo muy profundo. Hay un rollo profundo, desde siempre, pero ahora es muy de disfrute, muy perra loca [risas]. Esa es Queen Rendi, la perra loca, y ahora está en un proceso de la Zorra Despiadada [risas]. Va como mutando. Es diversión a la par que pensamiento crítico.
P: Del proyecto “Zorra Despiadada” que mencionaste, que se caracteriza por su autenticidad, su ritmo explosivo, esa mezcla de trap con ritmos latinos, entre otros géneros musicales, ¿cómo definirías su mensaje? ¿Cuál es el propósito de este proyecto?
R: Hablar del propósito realmente es una pena, porque lo que mola de la música es que cada uno, cuando la escuche, se haga su propio juicio de ella. Como esto es el antijuicio, que cada cual diga lo que sienta al escucharla, porque eso es lo que realmente hace pensar. Con todo, obviamente el proyecto nace de mi propio juicio, de por qué hago esto, o de cómo he mutado hacia allá. Es como esa mujer que está harta de tener que encajar en todo, de que si haces una cosa vas a tener críticas, de que si haces otra también te van a criticar…Harta de lo que se espera de una mujer empoderada, de si lo eres o no lo eres. Eso es una carga, es mi visión de eso, pero creo que esa carga lo es también para la sociedad: el trabajo que tienes, a qué te dedicas, qué es lo que haces, si has dicho esto o aquello… Es el juicio de todo el mundo señalándote, y que al final eres como una zorra despiadada. Te acabas convirtiendo en esa villana porque estás harta de encajar en todo, de tener que contentar al resto. Ahí es cuando nace “La Zorra Despiadada”: cuando tú empiezas a querer hacer lo que quieres es cuando empieza el juicio del resto. Pienso que esto es una de las luchas, es la raíz de todas las luchas: el feminismo, el colectivo LGTBIQ+… Todas estas luchas que ahora mismo, socialmente, han estallado un montón, parten todas del juicio de la gente. En el momento en que tú juzgas, aparece el problema. El problema es juzgar. Si empezamos a entender que el juicio que hacemos tiene una consecuencia, y que si no te han pedido ese juicio no tienes por qué hacerlo, eso conseguiría cambiar el chip de la gente. Si a ti te gusta tu manera de vivir y tienes pensamiento crítico, está bien que compartas tu opinión pero deja a la puta gente que haga su vida [risas], y no te metas cuando no compartes. Tu verdad no es absoluta. Entonces, el proyecto nace de mi visión como mujer, de que no tengo por qué encajar en la visión que otros tengan de lo que hay que hacer o de cómo hay que vivir. Pienso que si cambiáramos el chip de cómo hacer los juicios, cambiarían bastantes cosas en la sociedad en general. Por eso, la Zorra Despiadada acaba diciendo “ya estoy harta, esto me lo van a llamar igual, ¿no?, pues pa’lante”.
P: El trap es un género que ha vivido un apogeo en los últimos años, por eso los artistas tienen que intentar diferenciarse para conseguir precisamente eso que decías, hacer un camino propio, lo que uno realmente quiere y que no tiene por qué encajar. ¿Qué es lo que distingue a Queen Rendi de otras propuestas similares?
R: Toda persona que haga música desde su propio criterio siempre va a tener su marca personal. Entonces, al final la distinción es que es Queen Rendi, no es otro artista. Eso pasa en cualquier artista. Pero, en todo este tiempo que llevo haciendo música, creo que he pasado por muchas fases, y sí que ahora tengo mucho en cuenta mi marca personal aparte de mi música. Antes experimentaba mucho y ahora sí que quiero llevar una línea de marca personal. También soy diseñadora gráfica, trabajo en marketing, y no voy a negar que siempre hay un propósito también en cuanto a marca personal, que lo puedes encontrar pero también trabajar. Lo que diferencia a Queen Rendi es lo incisivo, todo lo que quiero hacer es muy directo, puede haber gente que también lo haga así pero lo hará a su manera. Yo vengo del rap, creo que eso se nota, no soy cantante, el rap tiene su punto callejero, es lo que soy yo al final, porque no puedo olvidar lo que hay detrás, aunque he experimentado con otras cosas. Entonces, creo que la diferencia, aparte de ese punto incisivo pero a la vez elegante, es mantener lo callejero con un punto elegante. Lo explícito está bien, pero creo que hay cosas que se pueden decir que son más heavies que lo explícito.
P: ¿Cómo abordas ese contraste entre elegante y explícito?
R: Pues con la elegancia de la calle ¿sabes? [pausa] Es como ir con tu chándal y con los tacones [risas]. Muchas veces, la elegancia no está en la posición social sino en la forma que tú tienes de ser directo. También me gusta dar un poco de elegancia dentro de ese punto callejero y urbano que es el trap. Esa mezcla entre lo callejero y lo elegante, es a lo que me refiero. Imagínate que es como si colocas el sitio más cool de Coruña en el barrio más heavy¿sería más cool o menos cool? Sacar un poco las cosas de contexto, eso es lo elegante. Y mola.
P: También recurres mucho a un sarcasmo casi mordaz en alguna de tus canciones. ¿El sarcasmo es la mejor manera de enfrentar las imposiciones absurdas a las que antes te referías?
R: Yo no quiero ser referente ni educar, porque sería contraproducente. No siempre la música tiene que llevar un mensaje reivindicativo, y eso que vengo del rap y estoy de acuerdo con que se haga la reivindicación que se quiera. Me gusta mucho alejarme del puretismo de las cosas, o del análisis de la obra. Yo quería hacer que la gente se divirtiera con esto, no para que alguien venga a analizarme lo que hago, sino que baile y se lo pase bien. También creo que el humor es una forma mucho más fácil de llegar a la gente, de identificarte, porque no hay por qué dramatizarlo todo. La sociedad es como es, y al final esto es una cuestión de seguridad.
P: ¿Y cómo es la sociedad?
R: Pues la sociedad es como es con todos sus colores. Yo no quise elegir esa parte profunda o educadora primero porque en otra etapa musical ya la tuve y ahora me apetecía otra versión, y también porque con humor es mucho más fácil identificarte en ciertas cosas que, a veces, cuando alguien trata de imponerte una forma de pensar, va a haber un rechazo. Si lo que queremos es que algunas cosas cambien, hay que entender cómo puedes llegar mejor a la gente. Para otras cosas sí que puedo ser mucho más seria, pero para la música me apetecía mucho eso, divertirme, que la gente se divierta, que lo baile, que sea divertido pero a la vez decir algo. También hay un propósito fuerte de pasárselo bien, de mover el culo y de perrear hasta abajo [risas]. Por eso, ¿por qué el sarcasmo? Al final es trap. El perreo y la desinhibición tienen que transmitir un poco eso, los ritmos te hacen desinhibirte. Y aparte, yo soy muy sarcástica [risas].
P: ¿Crees que ahora el público demanda más naturalidad o transparencia en los artistas, frente a otros momentos en los que demandaba algo más teatralizado o impostado? ¿Se prefiere ahora el “soy así, lo que ves”? ¿Vende más lo natural en un artista?
R: No sabría decirte qué es lo que está demandando el público. Si supiera eso… ¡guau, sería la hostia! [risas]. Depende un poco del nicho, pero creo que, sobre todo en música urbana, cuenta mucho ver a la persona tal cual es. Pero también creo que la marca personal es un trabajo en sí. Quiero decir que, muchas veces, todo lo que vemos como muy transparente o natural también está trabajado. Creo que cuando tú tratas de ser algo que no eres, cae por su propio peso, y eso lo hemos visto en muchos artistas. Con los años, eso se acaba viendo. También ha sucedido con la forma de cantar. Hace muchos años, había como que cantar super guay y ahora, en cambio, cuanto más natural, cuanto más hablado, cuanto más cercano suena, gusta más. En todo caso, si uno ya sabe cómo es, pues genial, porque yo a día de hoy aún me estoy conociendo, y creo que el proceso artístico es muy guay para poder incluso conocerte más, y conocer esa parte de ti que quieres sacar. Si haces la música de corazón, pasa lo mismo que si te enamoras, que quieres sacar la mejor parte de ti. Sobre si esto lo demanda ahora más la gente, creo que dependerá más del tipo de música, del género.
P: ¿Qué les dirías a los puristas de la música que consideran que géneros como el urbano o el trap no son música porque se usa autotune o recursos así?
R: Les diría que sin el distorsionador para la guitarra estaríamos todavía con la guitarra clásica. Probablemente, a esos puristas les gusten los Rolling Stones, lo he visto muchas veces [risas]. ¿Qué hacemos entonces si le metemos un pedal a la guitarra? ¡Hostias, que estás modificando la guitarra! [risas]. No, no les diría nada, que piensen lo que quieran. Pero sí que les diría lo del pedal de la guitarra. Me parece una buena comparativa con el autotune, porque al final es también una herramienta.
P: Ya lanzada con el trabajo y promoción de tu proyecto “La Zorra Despiadada”, supongo que, como muchos artistas, ya estarás con la locomotora de ideas pensando en los futuros proyectos.
R: Ahora mismo, no estoy con futuros proyectos, porque “La Zorra Despiadada” es el proyecto con mayúscula hasta que salga el disco, probablemente a final de año, y que he grabado con Lloubeats y Alan Bi Rush en GRJ Records. Además, quiero ir soltando las canciones, porque soy incapaz de dejarlas quietas y no sacarlas. Pero sí tengo un ojo en el futuro, porque me gustaría darle un empujón a toda la parte que tenemos de las queens, la parte del play off, sobre Alexia y Leti , que son las bailarinas que vienen conmigo, Paula, Lucía, que es un nuevo fichaje… Lo que queremos hacer es un queen team, un equipo en el que también se visibilice el tema de la danza urbana. Me ha pasado siempre que veo a los artistas que llevan bailarines o bailarinas a sus conciertos pero tú no sabes el nombre de ellos o de ellas, parece que el único que tiene nombre es el artista, que el artista es el nombre. Entonces, con Alexia y con Leti queríamos hacer que ellas también fueran las artistas en sí, somos un grupo y no es como el cuerpo de baile que lleva un artista. Queríamos hacer como lo que pasaba con los dj’s, poner por delante a los bailarines como artistas que son, con su nombre y apellidos. El ojo en el futuro está en hacer un show guapo para el disco de “La Zorra Despiadada”, que esté currado con baile y demás.