Carlos Maceiras: «El interés por aprender no se va a perder nunca»

12 minutos de lectura

Hablamos con Carlos Maceiras, un aspirante a médico que encontró en las redes sociales el espacio para retomar la ilusión de su enorme inquietud intelectual

Foto: cool coruña

Vivir es explorar, abrirse en canal a los despliegues del destino, exponerse a las melodías y al ruido que ofrece emanciparse de las reglas predeterminadas del mundo. Desde Cool Coruña, hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Carlos Maceiras, creador de contenido divulgativo, músico y estudiante de Medicina que personifica el verdadero ejemplo de la lucha por cumplir el propósito personal, de no amedrentarse ante la indiferencia general y dar rienda suelta a la identidad que todos tenemos que despertar. De nuevo, sin más dilación, que se abra el telón. Comenzamos.

P: Para empezar, te propongo que, como siempre en nuestras entrevistas, el protagonista se defina a sí mismo. ¿Quién es Carlos Maceiras o, para los internautas, Carlitos Maceiras?

R: [risas] Es una pregunta difícil, ¿eh? [pausa] ¿Quién soy?… Creo que soy una persona muy, muy inquieta y con una tolerancia al aburrimiento muy baja. Eso me lleva a meterme en muchísimos proyectos y muchísimos embolados constantemente, con lo cual todas las cosas y los proyectos que llevo a cabo surgen como respuesta al no querer quedar sin móvil y estar todo el rato aprendiendo cosas nuevas. Eso me lleva a caminos artísticos y a otros más relacionados con la divulgación, la ciencia y la medicina, que es mi carrera.

P: Con más de 400.000 seguidores en TikTok y 14.000 en Instagram, estás consolidándote en el mundo de las redes. Empezaste con vídeos de divulgación, trasladando todo lo que aprendías en la carrera a un formato para redes, haciendo esos contenidos más asequibles para la gente. ¿De dónde surge esta idea?

R:  Llevo queriendo formar parte de las redes desde muy pequeño. Empecé a consumir contenido de influencers en Youtube, sobre todo, y luego a través de redes sociales. Y hubo un momento en mi vida, en primero de carrera, tras empezar a entender lo que realmente era estudiar medicina. Estaba bastante desilusionado, porque entras en la carrera pensando que va a estar más centrada en el paciente, en comprender las enfermedades, y resulta que, al principio, todo es meramente técnico, muy técnico. Te hablan más de células que de personas. Entonces, decidí buscar alguna manera de volver a darle ilusión a las cosas que estaba aprendiendo, pero desde otro lado, algo que no me estaba dando la carrera. Me di cuenta de que a mí siempre me había gustado mucho explicar cosas a mis colegas y al resto del mundo, por eso, cuando encontraba en mis apuntes algo que me llamaba la atención, que me hacía querer investigar un poco más, pensaba ¿y por qué no empiezo a contar cosas al mundo? Ya que siempre había querido trabajar en redes, pensé ¿por qué no hago una performance? Y aunque yo en ese momento estaba muy triste, desde la mayor tristeza empiezo a subir vídeos por hacer algo, por encontrar ilusión en algo. Y así fue que el primer vídeo que subí en serio a la plataforma fue toda una declaración de “estoy cansado de no ser influencer, estoy cansado de no poder contarle mis cosas al mundo”.  Ese fue el primer vídeo. Al día siguiente, subí el segundo. Empecé a explicar los aspectos de las asignaturas que estudiaba, los que más me llamaban la atención y que a mí más me hacían querer la carrera. Rápidamente, empezó a funcionar con la gente. Me sorprendió mucho que a la gente le gustase lo mismo que me gustaba a mí de mi propia carrera.

P: ¿Te esperabas tan buena recepción?

R: Iba un poco a la aventura, la verdad. Al principio, había unos vídeos donde mezclaba elementos de índole más personal, de mi situación o de lo que yo pensaba sobre algunos aspectos concretos, y otros que eran más divulgativos. Muy al principio, me sorprendía cuando, de repente, vídeos que no estaban enfocados a lo médico, en los que no explicaba un dato curioso, tenían interés. Por ejemplo, si explicaba por qué el alcohol te da resaca, sabes que a lo mejor todas las personas que han experimentado alguna vez resaca van a tener interés. Pero cuando yo empiezo un vídeo diciendo “yo te voy a explicar cuáles son mis métodos para no querer morirme de aburrimiento”, y veo que también funciona, digo “uy, qué raro”. Eso me sorprendió mucho, que a la gente, de repente, mi manera de expresarme, mi manera de contar las cosas e, incluso, mi personalidad les pudiese parecer entretenida. Eso no me lo esperaba.

P: A medida que fuiste avanzando en redes, aparte de hacer vídeos divulgativos sobre lo que ibas aprendiendo en tu carrera de medicina, ampliaste tus áreas temáticas hacia aspectos como la literatura o el arte, de acuerdo con tus inquietudes intelectuales. Aunque sí hay gente que consume este tipo de contenidos, ¿tú crees que el valor de aprender se está perdiendo?

R: Es muy curioso, porque creo que el valor o el interés por aprender no se va a perder nunca, lo que pasa es que cada vez somos más refinados y más exigentes. No es lo mismo aprender a través de un formato más cómodo y accesible en el que te lo expliquen bien, que aprenderlos desde un libro escrito en el siglo XIX con un lenguaje que es un coñazo, ¿no? Creo que nuestra generación es más exigente en ese sentido, y como hemos tenido mucho más acceso a contenido, de repente somos más selectivos. Creo que aprender es inherente al ser humano, pero sí es verdad que, cada vez, la manera de aprender tiene que ser más cómoda. Yo mismo lo noto. Una de mis aficiones favoritas es la Wikipedia, que tiene unos estándares estéticos, unos estándares de lenguaje y una manera de ser leída que a mí me resulta muy amena. Antaño, para poder entender determinadas cosas que yo me leo en un artículo en Wikipedia, tenía que ir a una enciclopedia; en función de la enciclopedia, se iba a contar de una manera o de otra, tenía que ver si estaba actualizada o no… Creo que nuestra generación va un poco en esa misma dirección. Espero que, a más tiempo pase, vayan surgiendo más perfiles que busquen dar respuesta a esa gente que quiere encontrarla, pero desde una estética y desde una comodidad nueva.

P: ¿Esa búsqueda de respuestas más cómodas o más accesibles, en cierto modo, puede estar relacionada con esta sociedad de la inmediatez, de la impaciencia?

R: Sí, desde luego. Sobre todo, con la llegada del contenido vertical estamos muy acostumbrados a que los tiempos de carga sean cero, a que todo el estímulo que queramos lo tengamos al instante, y todo aquello que se aleja de ello es negativo, nos da sensación de mala calidad. Eso tiene una parte buena y una mala. La parte buena es que, en menos tiempo, puedes aprender muchas más cosas; que, de repente, esa competencia entre gran cantidad de contenido hace que sobresalga el contenido de mayor calidad y, al final, termina ganando el consumidor, llamémosle así. Pero también tiene el problema de que hay mucho tipo de contenido que no está pensado para ser consumido en segundos. Parece que, cada vez más, se pierde el acceso a ese tipo de arte que es de consumo lento. Antes, lo normal era un disco de 40 minutos, un LP o un doble álbum, y ahora, cualquier estrategia de marketing que se aleje de hacer un single de 2 minutos parece que está condenado al fracaso. Estamos dejando de lado un poco esa parte, pero creo que es una evolución natural de la sociedad. Tengo la esperanza de que llegue un momento en que se produzca el efecto contrario, que las cosas cocinadas a fuego lento empiecen otra vez a triunfar, como ya pasó en el siglo pasado.

P: Los puristas son como los soñadores que dicen que el pasado siempre fue mejor. ¿Tú consideras que esta es una evolución negativa, o sí que puede tener alguna ventaja, que puede no estar tan mal?

R: Es como considerar si la llegada de la Edad Media fue algo negativo para la evolución humana [risas]. En un primer momento, parece que supuso una pérdida de cultura, una pérdida de comunicación, pero luego dio pie al Renacimiento, que le dio mil vueltas  a Grecia y Roma. Por eso, creo que categorizarlo como negativo carece de sentido. Yo pienso que es algo inevitable. Son círculos concéntricos que se desliza todo el rato, por lo que hay que saber adaptarse a la situación. Puede que sea negativo para según qué personas, a lo mejor un poco neófobas. ¿no?, con esta idea de que todo lo nuevo genera miedo. Incluso nos pasa a nosotros; cuando veo algún entretenimiento que consumen los niños pequeños, la Generación Alfa, el primer sentimiento que te viene es el de miedo o rechazo, porque es una cosa que no entiendes. Pero creo que la actitud que hay que tener ante estas cosas es de curiosidad, más que de tacharlo como algo negativo. Creo que de todo esto se pueden sacar herramientas y cosas muy beneficiosas.

P: Hablando más en concreto sobre tu éxito en redes, tanto en Tiktok como en Instagram, que son completamente diferentes. ¿Podrías señalar tres claves que consideres fundamentales para crecer en estos ámbitos?

R: Creo que la primera es analizar la circunstancia actual, qué puedes aportar tú que no lo esté aportando otra persona, o de qué forma puedes aportarlo. Cuando hay 500 personas haciendo exactamente un mismo contenido, tienes que encontrar algo, bien a través de tu personalidad, bien a través del tipo de edición, o de cualquier método que te permita diferenciarte, y que a la gente le parezca atractivo e interesante. Porque, si no, ya tienen otras mil personas con mucha más trayectoria que tú, que van a impedir que tú puedas crecer y darte a conocer. Esa es la primera clave. La segunda es encontrar algo que realmente te guste, porque la carrera en redes sociales es una carrera de fondo. El éxito de golpe va por picos, pero suele haber un crecimiento paulatino. Si tú no centras tu contenido en algo que realmente disfrutes, en algo que realmente te apasione, es muy fácil que te canses. Es muy, muy sencillo: si a ti no te gusta el reguetón, a la quinta canción de reguetón que hagas no vas a poder más. Lo mismo pasa con los vídeos de divulgación médica: por mucho que te guste hacerlos, si no te gusta realmente lo que estás estudiando, es muy difícil que te mantengas a lo largo del tiempo. La tercera clave está un poco relacionada con esto: es importante evolucionar. No es viable que encuentres una única temática y que funcione durante años y años y años. Es importante entender también a tu audiencia, esas personas que te van a empezar a seguir, e intentar innovar y encontrar nuevos formatos o temáticas que te permitan no quedarte inmovilizado en un mismo sector. Si no, llegará un momento en que eso te impedirá seguir creciendo.

P: Centrémonos ahora en el otro Carlos Maceiras, en tu faceta de músico. ¿Cómo lo enfocas? ¿Lo ves como algo que puede tener recorrido profesional, estable, o más bien como una actividad que te puede dar más rédito personal que económico, digamos como un pasatiempo?

R: La música es una de las respuestas que me he inventado para responder a esa necesidad de ser un “culo inquieto”.  He hablado con muchos músicos que cuentan el momento en el que, de repente, la música se convierte en un trabajo, y que es una crisis un poco existencial que han tenido todos. Muchas veces, también yo me he preguntado si estaría mejor centrándome mucho más y de forma exclusiva en mi música. Era un debate interno que tenía muy fuerte hasta que un día tuve la oportunidad de hablar con Jorge Drexler, que es un músico apasionante y además es muy buen médico. Él me comentaba que había tenido el mismo dilema. Que él veía a Fito Páez y gente que lo petaba desde los 17 y que él se sacó la carrera de Medicina, terminó siendo otorrino, y fue ahí cuando empezó a trabajar. Me dijo que me tranquilizase porque, al final, todos esos conocimientos que te llevas de fuera de la música te permiten contar tus historias, hacer tus canciones y tus composiciones desde un prisma distinto, algo que está precisamente relacionado con lo que te decía antes, con el elemento diferenciador. En clase de Medicina me repiten mucho una frase que me cala muy profundo: “el médico que solo sabe de Medicina, no sabe nada. Pienso que el músico que solo sabe de música, tampoco creo que sepa nada. Por eso, sí quiero que la música esté presente en mi vida de cualquiera de las maneras. Creo que poder combinar otros aspectos de mi vida en la música y poder impregnar mi música de ellos puede hacer que resulte interesante. Como artista, creo que todo el mundo tiene la necesidad de ser escuchado, por eso nunca descarto poder dedicarme a ello, pero, por suerte, tengo muchos caminos que me gustan mucho.

P: Al compaginar todas estas facetas que comentas, la medicina, la música, las redes… ¿puede ser complicado no perder el rumbo entre tanto estímulo?

R: Es una pregunta que me hace mucha gente, cómo puedo hacer todo a la vez, estudiar medicina, estar en la radio, hacer mi música, subir mis vídeos y que me dé tiempo a todo. Esto surge por ser una persona que deja de consumir para empezar a crear. Muchas veces, cuando me pongo a pensar en cómo gasto mi día, veo que el tiempo de relajarme es tiempo en el que estoy aprendiendo cosas con cualquiera de estas ramas. Por eso, cuando convierto mi descanso en tiempo de aprender, estoy cultivando todas las ramas a la vez, ahí se combina un poco todo. También hay que ser realistas, pues a veces no se puede estar efectivamente a todo, y hay épocas, como ahora con los exámenes, donde a lo mejor tienes ocho o diez horas de estudio al día y, como comprenderás, el resto del día es más difícil…

P: Es dormir…

R: [risas] Eso, dormir. Pero esos minutos de entremedias, de llegar a casa, o después de comer, y coger una guitarra, por ejemplo, a mí es lo que me tranquiliza. Para mí es impensable no seguir trabajando el resto de cosas, porque unas se compaginan con las otras y cuando estoy muy cansado de componer, me puedo dedicar a leer un artículo, y cuando estoy muy cansado de llevar estudiando oncología 10 horas, pues me puedo poner a tocar con la guitarra canciones mías, o las de otros muchos artistas, o componer.

P: Ya para terminar, ¿qué consejo darías a alguien que empieza en redes, una actividad con tanta exposición, en la que hay que asumir muchas cosas y tener el valor de superar el miedo escénico?

R: Para mí, esa fue una lucha muy, muy grande, porque toda mi vida he tenido ese miedo a ser diferente, a destacar en lo que sea. Muchas veces perseguí mantenerme en la media, pasar inadvertido, pero tengo una parte interna que es todo lo contrario, que tiene la necesidad de exponer al resto del mundo sus inquietudes. Realmente, es un salto de fe. Al principio, da miedo, pero tienes que ir aprendiendo a convivir con ello. Las primeras veces, cuando la gente me empezó a parar, a reconocer, a pedirme fotos, en principio fue un choque muy grande, porque yo era lo contrario, una persona de muy pocos seguidores, muy tranquila y, de repente, paso a tener cientos de miles de visitas, millones de visitas a los pocos meses y que la gente empezase a pararme de fiesta, en los sitios. Hay que aprender a vivir con ello, porque, de repente, ya no es lo mismo ir a un bar porque eres consciente de si alguien te ha reconocido o no. Tienes que ponerlo en una balanza, y saber que es un precio que tienes que pagar, esa pérdida de privacidad o anonimato, a cambio de poder expresar y poder ser oído por el resto de la gente. Creo que es un trabajo que se hace muy de fondo, muy psicológico, y que te lleva hasta tus mayores inseguridades. Precisamente, gracias a las redes, he encontrado un método para poder canalizar y trabajar mis inquietudes psicológicas conmigo mismo y mis inseguridades para poder hacer luego vida normal porque, si no, te empiezas a estresar y no es vida.

P: Creo que esta historia que has compartido con nosotros es muy interesante para todos los que quieren conocer un poco más el mundo de las redes, pero también para atreverse a ser como uno es, ¿no? A no tener miedo a mostrar la propia identidad.

R: Es una cosa que incluso se practica. Hay veces en las que empiezas a hacer exposiciones, gente que de repente su primera exposición es ponerse su cuenta pública [risas], y gente que su primera exposición es subir su canción o subirse a un escenario. La gente que tiene esa intención. Creo que, tarde o temprano, tiene que hacerlo porque, si no, explota. Es una cosa que, tarde o temprano, va a llegar. Lo difícil es, una vez que pase y lo hayas hecho, administrar después tus emociones sobre cómo ha sido.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Historia anterior

Tokyo Vice, una de las series del momento

Siguiente historia

Los primeros nombres del festival «Noites do Porto» de 2024

Últimos desde Historias

0 $0.00