Fito Mansilla: «El éxito es una cosa muy personal»

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Profundizamos en la figura de Fito Mansilla, un extraordinario cantautor nacional que logra cautivar al público con su pasión, condensada en canciones de amor y guerra.

Es bueno recordar que la vida es una maratón sin rumbo fijo, una carretera larga y con curvas, que nos ofrece o nos impone desvíos durante el trayecto. Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a una persona que se conoce esta carretera como la palma de su mano, como las cuerdas de su guitarra, como las letras de sus canciones. Un apasionado cantautor que despierta la sensibilidad de cualquiera que lo escuche cantar, haciendo del escenario una extensión de sí mismo, con aplausos interminables de fondo. Es hora de compartir el trasfondo del excepcional Fito Mansilla. Sin más dilación, que se abra el telón.

P:En primer lugar, bienvenido, Fito.

R: Un placer.

P: Como oyente de tu concierto, tengo que decir que he salido satisfecho, muy contento y hasta emocionad. Siempre me gusta empezar dejando al entrevistado que se presente, que diga cómo se ve a sí mismo y nos lo transmita a todos los lectores. Así que… ¿quién es Fito Mansilla?

R: Buenas tardes, Mateo. Fito Mansilla es un tipo al que le gusta mucho la música de siempre y que ha conseguido dedicarse a ella. Para mí es un sueño cumplido. Soy de Madrid, vivo en Ávila, en un pueblo que se llama Navaluenga, y me dedico a hacer canciones y a cantarlas por ahí, que es una maravilla.

P: Cómo una persona, cuando empieza, se intenta hacer hueco siguiendo un planteamiento que ahora, quizás, está en peligro de extinción: la del cantautor que hace sus propias canciones y va con su guitarra por las salas, en medio de una industria donde el mainstream siempre está ahí… ¿Cómo se consigue estar ahí?

R: Hay un circuito, por suerte todavía, más “subte”, bastante underground, que tiene muchas salas donde podemos ir a expresarnos. Todavía queda eso, espero… ¡que no se rompa! Pero ahora es más complicado, porque la música ha dado un giro brutal. Yo también grabé un disco doble, teníamos esas canciones con muchas cosas que decir y toda la gente me decía “pero ¿adónde vas? ¡Sácate un single!” . Todo cambia tanto que tú también tienes que cambiar con eso. Por suerte, quedamos mucha gente que mantenemos la esencia.

P. Tienes siete discos, y para los que quieran ir a Spotify tienen estos dos, y ahora este último…

R: Este último estará en Spotify… Por ahora, tengo subido un tema, El espadachín.

P: En general tus canciones se caracterizan por tener muchas imágenes, mucha metáfora, que llegan al que las escucha, que te transmiten, te evocan…Pero eso es una percepción desde fuera. El que las compone, ¿cómo las ve? ¿Cómo definirías tú tus canciones?

R: Cuando hago una canción me emociono con ella, porque al estar metido estás pensando lo que estás contando, y te emocionas… o te enfadas, según como sea la canción. Por ejemplo, este disco nuevo, Canciones de amor y guerra-Manual de salvación, es un disco muy políticamente incorrecto en algunas de las canciones… Han pasado muchas cosas que me dan mucha rabia, y yo lo plasmo ahí. Yo siento cosas componiendo, no es como el que se hace un huevo frito, vaya.

P. La nostalgia, el movimiento de la vida, ese componente romántico está muy presente en tus canciones, y el componente amoroso también, con sus vertientes. De estos, ¿cuál es el móvil temático con el que más cómodo te sientes a la hora de componer?

R: Me siento cómodo siempre que hago una canción que me gusta, aunque sea de amor, aunque sea de guerra. Me siento bien si es una canción que me gusta y que me ha hecho sacar cosas para fuera.

P: Otra cosa que también veo, el tema de los arreglos. Son canciones muy, muy elaboradas en cuanto a arreglos, las guitarras suenan muy limpias, muy melódicas en algunos aspectos. Entiendes que hay que acompañar a la letra con una música elaborada, arreglada, ¿no?

R: Es muy importante, para mí por lo menos. Es verdad que cuando la canción es buena, con cuatro acordes vale también, ¿eh? Luego, cuando voy al directo, trato de llevarla un poco más al límite, el teclado, hacer los loops, los coros… No en todas las canciones, pero sí me gusta tener esos detalles elaborados en algunas canciones que creo que, aparte, a la gente le gustan mucho. Y yo también disfruto mucho haciéndolo.

P: Esa es otra… la energía que se te ve en el escenario. Imagino que a lo largo de la carrera siempre ves escenarios que están más llenos, otros menos, pero al final lo que importa es que tú disfrutes y que los que están, da igual los que sean, disfruten contigo.

R: Es esencial. Yo creo que, como decía antes en el concierto, creo que los artistas tenemos una misión: que la gente que venga a verte sienta cosas, pero tienes que darlo todo. Que la gente se pare en el momento presente, que es lo que nos cuesta a todos en la vida, que siempre tenemos en la cabeza mil historias… Poder conseguir eso de vez en cuando es una cosa maravillosa.

 P: Yo creo que lo más bonito, cuando uno está subido a un escenario, es conseguir que cada uno interprete…

R: Que se emocionen…

P: …cada uno a su manera, con sus historias…

R: Que se lo lleve a su vida, a su terreno. Cuando haces una canción y la haces a tu manera, la haces pensando en tu movida, pero otro que la va a escuchar, que la va a recibir va a pensar en la suya… Cuando tú sueltas una canción ya no es tuya, ya es del que la escucha. Eso es lo bonito de esto.

P: Pero también no todo son rosas… Me imagino que también hay momentos de flaqueza, de debilidad, de no tener muy claro si seguir o no. ¿Cuál fue el momento más duro, donde te planteaste “aquí tengo que parar”, y parar para siempre, o no?

R: Me pasó no al principio de todo, pero sí un poquito después. Los comienzos en general son duros. Yo nunca he hecho ningún bolo de versiones, he hecho alguna por ahí suelta en algún concierto, pero me daba mucho pudor el desnudarme de esa manera…Me subía a tocar y me ponía muy nervioso, era horrible. Creo que todos hemos pasado por eso, he hablado con compañeros que están ahí arriba en cuanto a público y para llegar ahí también tienes que pasar un poco por eso. Entonces, te empiezas a plantear “joder, ¿yo valgo para esto o no? Me gusta mucho la música pero no la disfruto, la gente que viene no disfruta…” Entonces, si sigues, es cuando un día, sin darte cuenta, algo hace “clack” y empiezas a disfrutar y a ver que la gente disfruta.

P: Y, sobre todo, que tú te sientes ya músico…

R: Te sientes ya con una misión. Cuando la gente viene, que venga y que disfrute, que salga un poco de su vida. No digo que su vida sea mala o buena, pero que desconecte de todo y que esté conectando ahí con las canciones. Y eso solamente lo consigues cuando logra transmitir eso. Si no, es muy difícil.

P: El directo es como una ensoñación, que ese día la gente diga “jo, gracias, porque es lo que he soñado con ser, o con ver, o con tocar ahí, o escribir alguna vez esa canción”. Es importante darles ese placer de ensoñarse. No sé qué te parece…

R: Yo lo veo igual, creo que tiene que ser así, no hay otra manera de compartir la música. Un concierto tiene que ser así, una comunión total, si no, no hay cabida para la emoción. Tienes que lograr transmitir para que la gente recoja lo que tú estás dando. Entonces, ahí se crea ese feedback lo que se ha creado aquí hoy [en el concierto ofrecido en la Sociedad de Sada].

P: Otra cosa que me gustaría saber es la relación entre el músico y la “furgo”, el tener que viajar… Un día estás aquí, y luego tienes que ir a otro sitio… Y eso tendrás que compaginarlo con tu familia y con miles de circunstancias. Entonces, ¿la pasión por lo que uno hace supera, o debería superar, el tedio de todo eso?

R: Totalmente. Ahora que soy padre desde hace unos años, me cuesta salir porque echo de menos a mi mujer y a mis hijos. Creo que nos pasa a todos. Pero esto es mi pasión, es mi vida y es mi trabajo, y es mi misión y lo que me ha gustado siempre. Aparte de tu sueño hecho realidad, se convierte también en tu modo de vida.

P: Hablando de familia, me acuerdo de la historia que contabas [en el concierto] de que en 2004 sacaste tu primer álbum y que, además, fue el año que conociste a tu mujer…

R: Sí, Ana, mi mujer. Fue el mismo día. El día de la presentación la conocí en la sala. Yo fui una apuesta con las amigas [risas]. ¡Ya te conté una intimidad! [risas]

P: [Risas] Tu familia ha sido una inspiración en algún momento para escribir, como decías. Pero siempre hablar de amor y desamor es más complicado que hablar sobre nostalgia, por ejemplo…

R: Hay canciones de desamor pero no respecto a alguien concreto. Yo me he desenamorado de muchas cosas, me he llevado disgustos sobre todo en los últimos años, han pasado muchas cosas en el mundo. Confiabas, y ya no confías, y por eso el disco Canciones de amor y guerra. Son decepciones que no son como las amorosas pero también son una decepción jodida. Creo que cada uno tiene que escribir de lo que siente en ese momento, ya sea de amor a tu chica, o de desamor, o de rabia… El tema es echarlo fuera.

P: En cuanto al tema de la industria, imagino que hacerse un hueco es complicado, y te llevas decepciones con personas que no esperabas, porque a lo mejor es un círculo muy cerrado. ¿Cómo has visto tu camino moviéndote por esas arenas movedizas, me refiero a si tienes que coger a un representante, o tratar con un divo de la música?

R: Como todo el mundo, he tenido que ver un poco eso. Ahora estoy con una oficina de management, Morgan Britos, desde el año 2006… Hace ya mucho tiempo, y sigo ahí. Creo que soy el artista más antiguo que está ahí.

P: Porque está Coque Malla también ahí…

R: Coque Malla, sí, estuvo Drexler, estuvo Jarabe de Palo, está Litus, mucha gente… Morgan se han convertido en buenos amigos. Morgan me ha dado mucha caña… Es una persona a la que tengo que agradecer mucho el que yo ahora esté como estoy en el escenario, en un buen momento. A una de las personas que tengo que agradecérselo es a mi mánager, Morgan. Es muy importante la figura de un mánager en ese sentido,  un mánager que quiera realmente que tú seas un gran artista, un buen artista, que te sepas expresar en un escenario, que sepas comunicarte con la gente. Y eso se lo tengo que agradecer muchísimo a Morgan. Luego, he estado en salas que no te puedes imaginar; he estado tocando desde el cuarto de baño del Metro, casi [risas] hasta en el WiZink Center en un festival, he hecho una gira con Jarabe de Palo en 2009, he tocado con Leiva… He hecho muchas cosas. Me faltan muchas por hacer… espero. En este recorrido he aprendido, me han dado muchos palos también, otras veces ha sido súper bien, y seguimos en ello.

P: Otro problema que veo es que ahora, sobre todo la gente joven, entiende el vivir de la música o el dedicarse a esto como ser muy famoso o llenar estadios…No sé si realmente el objetivo de la fama ha distorsionado por completo.

R: Creo que el éxito es una cosa muy personal. Creo que en mi vida soy un tío exitoso, porque me dedico a lo que quiero, hago lo que quiero, tengo la vida que quiero. No lleno un sitio de mil personas, pero tengo mi público en cada ciudad… Para mí, eso es un éxito, llegar a este punto. Y seguimos currando, haciendo canciones, y hay que seguir tocando, y vamos a ver dónde nos lleva esto. Pero creo que el éxito es una cosa muy personal, muy de uno mismo.

P: Entonces, el madurar como artista va ligado también a madurar como persona, y también como profesional…

R: Eso va de la mano…. Te vas sintiendo mejor como persona, más realizado cuando ves que profesionalmente vas aprendiendo y vas dejando un legado ahí. Yo lo siento de esa manera. Creo que también es importante disfrutar de ese camino, no tanto de la meta. Creo que lo que mola más es el camino hasta allí, cómo aprendes tú para llegar allí, todo lo que te encuentras, todas las batallas, todas las peleas, todas las aventuras, de la gira, de la carretera, de la gente con la que estás, todo eso, las canciones…

P: Para terminar, quería recordar estás de gira para presentar Canciones de amor y guerra, tu nuevo doble álbum. Imagino que estarás ya pensando en el siguiente proyecto, en la siguiente canción…

R: Qué locura, sí [risas]. La verdad que sí, somos unos taraos. Ya va uno pensando en las canciones del siguiente, cuando acabas de salir de este… A mí me pasa que, cuando saco el disco, ya está. Tienes que rodarlo, tienes que presentarlo, pero ya estoy pensando y trabajando cosas para mi siguiente disco. Eso está bien porque te hace estar en marcha, y si tienes cosas que decir, es mejor decirlas cuanto antes, no dejarlas ahí y que después no salgan. Aprovecha el tirón. Ahora tengo un buen tirón como compositor, y lo estoy aprovechando. Creo que es importante estar siempre en activo, leer, buscar, escuchar música, escuchar a otros, ir a conciertos. Sobre todo, escuchar y ver a gente que te gusta especialmente, en mi caso, por ejemplo, a Quique González. He coincidido un par de veces con él, lo admiro mucho. Te voy a contar una anécdota, si me permites. Antes de dedicarme a la música, trabajaba en el aeropuerto y en otros sitios. Lo que me animó a dejarlo y dedicarme a la música, pues ya estaba haciendo algún bolo de vez en cuando que compaginaba con el trabajo, fue escuchar Salitre de González, e ir conociéndolo, empezar a ir a sus conciertos. Empecé a fliparme mucho con los cantautores. Yo escuchaba más cosas pero empecé a tirar del hilo y a descubrir a gente. Y fue cuando me animé a dejarlo. Cobré el paro dos años, y no he vuelto a hacer nada más en mi vida que tocar, desde esa vez.

P: Siempre hay esa persona, ese álbum que te mueve.

R: Sí. Es complicado dar el paso. Primero son tus familiares los que te dicen “¿de qué vas a comer?, es un trabajo fijo”. Pero uno tiene que hacer lo que le guste. Creo que es un error dedicarte a algo porque tenga un sueldo fijo. Es un error con tu vida. A mis hijos les digo que hagan lo que quieran.

P: El dinero se gana en cualquier parte, pero llevar una vida plena…no es tan fácil de ganar.

R: Exacto, eso no es tan fácil, no. Currando mucho y creyendo mucho en lo que haces. Es es el tema.

P: Pues hasta aquí la entrevista. Muchas gracias, Fito.

R: Un placer.

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